¿Cuánto tiempo te queda a ti de vida? es una pregunta que no puedes responder, porque sin duda no lo sabes; y puedes tomar decisiones sobre muchas áreas de tu vida, más no sobre la duración de la misma.
Esto no depende de nosotros, pero si sabemos que hemos venido a esta vida y tomado este cuerpo antes que nada, para aprender lecciones y poder mejorar. También para incrementar nuestro nivel de conciencia y ser mejores individuos integralmente.
Para los que creemos que hay una vida después de ésta, nos queda claro que estamos en ella como empacando nuestro equipaje en una maleta; y si comparamos la vida eterna con la vida terrenal, podríamos decir que la vida eterna es como una carretera que va desde la punta de Sudamérica a la punta de Norteamérica, con miles de kilómetros, y nuestra vida actual con este cuerpo tal vez podría ser el primer centímetro del recorrido. Este ejemplo es para dimensionar que lo que estamos viviendo en este momento es realmente un instante, que la vida se nos va como agua entre las manos y que entre más la tratemos de aprisionar, más se escapará.
Estamos viviendo cada día momentos más rápido; no sé si a ti te pase, pero se siente como que cada día pasa más y más acelerado; y quisiéramos detenerla y conservarla, pero sabemos que no es algo que está en nuestras manos.
Imagínate que te dijera un médico que te quedan sólo treinta días de vida por una enfermedad terminal –que realmente puede llegar a suceder– y ni un día más, y que pudieras conservar en esos treinta días de vida tu nivel de conciencia y tu salud mental.
¿Qué te gustaría hacer a ti con cada uno de estos treinta días de vida? ¿Qué harías con cada uno de estos treinta días de vida que te quedan? ¿Seguirías trabajando igual? ¿Continuarías tu rutina igual hasta morirte? ¿O aprovecharías cada uno de estos treinta días para hacer algo que no has podido hacer, para decirle a la gente querida lo que no le has podido decir, o para tratar de concluir o delegar proyectos que no vas a poder realizar tú mismo? ¿Qué te gustaría a ti cambiar en cada uno de estos treinta días de vida?
Piénsalo, porque si tú quisieras hacer algo diferente en cada uno de ellos, en eso que te gustaría hacer diferente radica el secreto de tu misión y de tu felicidad. Ya es momento de que vivas cada uno de tus días como si en verdad fuera el último, porque la vida que tenemos es muy preciada y maravillosa. Hasta donde conocemos, sabemos que somos los únicos seres vivientes en todo el universo; además, que este planeta representa menos del .001% de la creación, y el ser humano menos del .01% de los animales vivientes. Sin embargo los seres humanos somos los únicos con la capacidad de auto-reflexionar y tener el dominio sobre las demás especies, pero sobre todo de auto evolucionar a nivel de conciencia, a nivel de pensamiento.
Esta oportunidad hay que aprovecharla al máximo para tratar de entender ¿por qué?, ¿para qué? es que estamos aquí en esta tierra. Así como todas las empresas tienen un plan de acción para el futuro, es fundamental que tú tengas un plan de vida que comience por definir quién quieres ser, es decir, qué virtudes quieres construir y qué defectos te quieres quitar. Porque si estamos en este proceso de empacar, nos vamos a dar cuenta que lo importante es atesorar para la vida eterna todo aquello que sí nos podamos llevar: no nos vamos a poder llevar nuestro coche, ni nuestra casa, ni los lujos materiales; pero lo que si nos podemos llevar son las emociones y los recuerdos. Vivimos en un mundo de dualidad en donde las emociones y los sentimientos están divididos en negativos y positivos; cada palabra es un continuo energético que produce en nosotros sensaciones negativas o positivas, y que al pronunciarlas altera energéticamente las moléculas de nuestras células. Esto puede crear enfermedades o reafirmar nuestra salud ya sea física, mental y espiritual, como lo ha demostrado el doctor Masaru Emoto a través de su investigación científica de los mensajes del agua en la que demostró cómo el efecto de determinados sonidos, palabras, pensamientos y sentimientos alteran la estructura molecular del agua (vale la pena que navegues en Internet para que conozcas su investigación).
Así como pronunciar palabras negativas o positivas altera nuestra energía, nuestros sentimientos y emociones también se mueven en esa dualidad, como por ejemplo el continuo del sentimiento del odio al amor, del rencor al perdón, de la tristeza a la alegría, etcétera.
M E D I T A C I O N E S P A R A R E N Ä S E R
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