Hay una relación intrínseca entre la postura física que adoptamos y la postura ante la vida. Dependiendo de la postura que adoptes físicamente variará enormemente tu nivel energético, de pensamiento y finalmente, de conciencia.
No es casualidad ni coincidencia que a la mayoría de la gente iluminada de acuerdo a diferentes religiones o tradiciones, como los santos, los Budas, etcétera, casi siempre se les represente en una postura de introspección, contemplativa o de oración profunda; ya sea por ejemplo, hincados como casi todos los santos o sentados en flor de loto, como lo hacía a menudo Mahatma Gandhi, proyectando toda su energía hacia adentro, orando profundamente o simplemente contemplando su respiración en señal de una profunda quietud y paz mental.
Parece increíble adoptar posturas como esas hace que automáticamente toda tu energía cambie y que tu nivel de conciencia se acreciente. Obsérvalo, haz un experimento, recuéstate un rato y observa tu nivel y calidad de energía, y cuál es la fuente y la naturaleza de tus pensamientos. Te podrás percatar que tan sólo con adoptar una postura como éstas, y poner tus manos juntas frente a tu pecho o colocadas por ejemplo, con las palmas hacia arriba sobre las piernas, tus pensamientos se comienzan a transformar casi en forma automática, lo que hace que se substituyan los pensamientos de preocupaciones superfluas creados por tu voz chingaquedito, por otros de mucha mayor profundidad e importancia.
Esto te lleva a que más que preocuparte (antes de ocuparte) de tus problemas, tus pensamientos te lleven a soluciones inteligentes que te impulsen a tomar acción y a convertir de inmediato los problemas en proyectos, transmutando la pereza en entusiasmo y la angustia en alegría de vivir. Así se produce una fuerza creativa única, inspirada en tu Naturaleza Divina (la voz de tu Dios interior), que irradia la más profunda sabiduría; en donde ya no existen los enganches, ni te tomas las cosas como propias y te encuentras más allá del bien y del mal.
Las preocupaciones personales pasan a segundo término, porque encuentras soluciones rápidas para todo y son substituidas por pensamientos de niveles mucho más universales, para el bien común de la humanidad y de nuestra madre tierra, la Pacha Mama.
Tu nivel de conciencia adquiere un punto de vista diferente, mucho más alto, con el que ya no reaccionas a tus emociones y sentimientos sino que los observas, dejándolos fluir, reconociéndolos y observándolos en total paz y plenitud.
Es por esto que los meditadores adoptan la flor de loto, pues con tan sólo practicarla ya te encuentras automáticamente en otro nivel de conciencia, y si además contemplas tu respiración olvidándote del pasado y del futuro, regresas automáticamente al aquí y al ahora
en tiempo presente. Tal y como Buda se iluminó.
La postura física, no es la postura ante la vida en sí, pero si la condiciona.
Imagina qué fácil es cambiar tu nivel de pensamiento, tu estado de conciencia y tu vida misma; basta con adoptar una nueva postura física para generar una nueva actitud ante la vida.
Comienza por sentarte en loto quince minutos y concéntrate en tu respiración; ve incrementando más y más el tiempo hasta que puedas llegar a estar así casi todo el tiempo,
y tu vida habrá cambiado ya para siempre.
Si Dios conmigo, ¿quién contra mí?...
M E D I T A C I O N E S P A R A R E N Ä S E R
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