¿Cuántos días, meses o años te quedan de vida?
¿Cuántos días te quedan con salud?
¿Vives a plenitud cada momento que tienes?
Es muy importante cerrar adecuadamente los ciclos en la vida, que es como una
cadena de eslabones; si no los cierras adecuadamente, la energía se escapa de tu
vida. ¿Cuál crees que sea el ciclo más importante de tu vida: el éxito profesional
y económico, el matrimonio, el nacimiento de tus hijos o algún otro? ¿Y es
así en verdad? ¿Qué ciclo es el más importante de la vida si no el de la muerte,
que es la culminación de esta vida y el inicio de nuestra vida eterna? ¿Qué
momento puede ser más importante que nuestra propia muerte?
A cada evento importante en tu vida le dedicas un tiempo de preparación, y no
es lo mismo imaginarte y planear una fiesta de cumpleaños que la de tu boda,
porque ambos son eventos importantes, aunque unos mucho más que otros, y
a cada uno le dedicamos un tiempo totalmente distinto.
Lo que es un hecho es que entre más tiempo le dediquemos al evento, mejor
saldrá; entre más lo imaginemos, mejor resultado tendremos; y es aquí en
donde viene la ironía, porque si todos sabemos que el ciclo más importante de
la vida es el de la muerte al dejar nuestro cuerpo sobre la tierra y entregarnos
a la vida eterna con todo nuestro ser, ¿por qué es que tan poca la gente que
se atreve a imaginarlo previamente?
¿Por qué tanta gente vive tranquila sin tener un testamento y muere intestada?
¿Por qué en Occidente a la gente le da tanto pavor pensar y hablar sobre su
muerte, cuando debería ser lo más natural; pues es un hecho contundente que
no podemos negar que sucederá?
Esto es una herencia del materialismo tan abrumador creado en el siglo veinte,
que nos ha dicho que éramos tan sólo lo que podíamos ver, oír, tocar o demostrar
a través de los sentidos físicos, o por medio del método científico de repetición.
Nos dejamos convencer por los científicos que la única realidad era la materia,
asumiendo entonces que lo demás “no era real”.
Entonces ¿podríamos decir que el amor no es real porque no es físicamente
demostrable?
¿O que nuestra alma, nuestro espíritu y nuestro Ser eterno, no existen y son pura
ilusión? ¿Tú qué opinas?
Por eso que hoy te invito a pensar en tu muerte, ¿cuántos días, meses o años te
quedan de vida? ¿Cuántos días te quedan con salud?
Quiero compartirte una experiencia y una enseñanza que ha sido muy importante
en mi vida. Cuando me presentaron al Maestro Jorge Arellano me advirtieron que
si me tocaba la frente yo iba a entrar en un estado de conciencia muy profundo
y acrecentado, y así fue efectivamente: él toco mi frente, y como las demás personas,
caí de espaldas en un estado de conciencia alterado y acrecentado. La
experiencia me pareció valiosísima y la recuerdo aún con mucha intensidad, ya
que ha dejado una huella en mi vida. Rodé y rodé por el piso con una agilidad
increíble de lado a lado generando patrones geométricos muy especiales. En
ese estado tuve varios flash backs muy importantes: lo que tenía guardado en
mi inconsciente me hizo conocer más de mi pasado, y fueron piezas clave para
recuperar la comprensión de quién y por qué hoy soy como soy.
Al final de esta experiencia, Jorge Arellano –que sin duda era una persona muy
especial, entre otras cosas llamaba la atención los tres agujeros que tenía a cada
lado de su cráneo como de diez centímetros de largo y dos de ancho cada uno
de ellos, que según él le habían hecho seres de otro mundo, y que se podían
sentir a través de su cuero cabelludo como la mollera de un bebé recién nacido–
nos invitó a recostarnos en el jardín a hacer una meditación junto con él.
Durante la meditación nos dijo que ya iba a partir, que ya había terminado su
ciclo y estaba dando sus últimas enseñanzas en esta tierra.
Obviamente dado mi escepticismo me pareció un tanto bizarro y pensé que ya
estaba desvariando. Para mi sorpresa cuando fui a despedirme me dijo: “Michel
me caíste muy bien, me impactó mucho tu experiencia y me gustaría darte una
enseñanza particular para ti en especial, ¿te interesa tomarla?” Le dije: “Por supuesto
que sí, dime cuándo y dónde, y yo estaré ahí sin duda alguna”. Me dijo:
“Mira te voy a pedir un favor, me gustaría verte el martes a las cuatro en mi casa,
pero llámame un poco antes, para ultimar los detalles”.
El martes cuando le llamé me contestó su señora quien me dijo: “Michel disculpa,
Jorge no te puede contestar en este momento, se está preparando
para irse, pero me pidió que te dijera que estés aquí a las cuatro en punto
para tu lección”; y con esto en mente partí feliz a mi cita. Grande fue mi sorpresa
al entrar y encontrar una fiesta en su casa, con música, alcohol, etcétera.
Me quedé muy desconcertado pues pensé que era una enseñanza especial,
importante y particular, y encontrarme con esa celebración me pareció algo
sorpresivo e inesperado. Pero mi mayor sorpresa fue cuando su señora me dijo:
“Ven, te quiero llevar con Jorge”, y de la mano me condujo al comedor donde
había una mesa con cuatro velas encendidas en cada una de las esquinas. Me
quedé realmente anonadado al ver el cuerpo del Maestro ahí tendido. Un poco
incrédulo y titubeante le dije a su esposa: ”¿pero, cómo es esto, qué Jorge ya
murió?” Y me dijo: “Sí, sí Jorge ya se fue”, y le dije: “Pero ¿cómo es que no lo
llevaste al hospital o con un doctor?, si yo lo acabo de ver perfectamente hace
dos días”. Y contestó: “pero para qué lo iba a llevar a un hospital si él no estaba
enfermo” Abriendo aún más mis incrédulos ojos, le pregunté: “Pero… ¿cómo?
¿él se fue así nada más?” Ella me respondió: “Jorge sabía que se iba a ir hoy a
las cuatro de la tarde, así lo planeó, así lo decidió y así sucedió”.
Como podrás comprender ésta fue una lección definitiva en mi vida, la gran
lección de un Maestro que me enseñó que uno sí puede estar listo para morir
a cada instante y que puede también escoger y decidir el momento y la forma
de su muerte; por ello te invito a estar verdaderamente preparado para ese
momento trascendental.
Si dedicas tanto tiempo a planear tus eventos, aparentemente importantes, –una
graduación, la recepción de la carrera o una despedida...–, ¿por qué ni siquiera
te has ocupado en imaginar dónde querrías que fuera tu funeral?
Quiénes quieres que te acompañen, si quieres música o no, cuál y por qué...
Piensa que es tu despedida y que estarás presente contemplando todo lo que
ahí sucede, aunque ya no estés en tu cuerpo.
¿O crees que ese momento ya no te pertenece y por eso lo dejas en manos de
alguien más para que lo haga por ti?
¿Te parece justo, que encima del dolor que sienten tus seres queridos, se tengan
que ocupar de planear tu funeral, con lo triste y doloroso que puede resultar
para ellos?
¿No te parece demasiado egoísta de tu parte?
¿Por qué crees que tan poca gente se atreve a imaginar previamente su muerte?
¿Por qué tanta gente vive tranquila sin tener testamento y muere intestada
dejando sus pertenencias al gobierno en lugar de a su familia? ¿Tú ya tienes tu
testamento escrito ante notario?
No cabe duda que debemos estar listos y preparados para morir en cualquier
momento y hacer de nuestra muerte una gran lección, no una tragedia.
Te invito a estar verdaderamente preparado siempre. ¿Ya lo estás?
¿Qué te falta para estarlo?
¿O acaso sabes cuántos días, meses o años te quedan de vida?
¿Cuántos días te quedan realmente con salud?
Profundiza en estas preguntas y date cuenta de la importancia de estar listo
imaginándote el ciclo de tu muerte.
Si Dios conmigo... ¿quién contra mí?
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